El Negocio del Autorobo: Cómo los Falsos Robos de Autos Impactan al Sistema de Seguros en Argentina

 En medio del aumento de los delitos urbanos y la inseguridad vehicular en Argentina, un fenómeno paralelo y menos visible crece en las sombras: el autorobo, es decir, el falso robo de automóviles perpetrado por los mismos propietarios con el fin de cobrar indemnizaciones del seguro. Esta práctica fraudulenta, aunque ilegal y penada por la ley, representa una amenaza creciente para la sostenibilidad del sistema asegurador en el país y afecta directamente a los asegurados honestos.

Una estafa cada vez más común

Según datos recientes de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), se estima que entre un 15% y un 25% de las denuncias por robo total de vehículos podrían ser autorrobos. La modalidad suele implicar una denuncia falsa de sustracción, la entrega voluntaria del vehículo a terceros —a veces bandas organizadas que se encargan de su desguace o exportación ilegal—, y la posterior reclamación del seguro.

“Hay patrones que se repiten: vehículos financiados, con deudas impagas o próximos a embargos, y conductores sin antecedentes penales. Pero cuando se investiga más a fondo, aparecen inconsistencias en los testimonios, datos erróneos en los GPS o rastros borrados intencionalmente”, explica un investigador de una compañía de seguros líder que pidió mantener el anonimato.

Consecuencias para las compañías de seguros

El autorobo genera un daño económico directo a las aseguradoras, que deben desembolsar importantes sumas en concepto de indemnización por siniestros inexistentes. Esto obliga a las compañías a destinar mayores recursos a la detección de fraudes, contratar peritos especializados, y reforzar el control de denuncias.

“Por cada caso de autorobo pagado como legítimo, se genera una pérdida que termina siendo absorbida por el conjunto de los asegurados”, afirma Silvia Domínguez, analista del sector asegurador. “Es decir, los usuarios honestos terminan financiando el fraude con primas más altas”.

Impacto en los asegurados

El aumento de fraudes impacta en la confianza del sistema y repercute directamente en los costos para el usuario. En los últimos tres años, las primas de seguros automotores en Argentina han subido más del 120%, no solo por inflación y costos operativos, sino también por la presión que ejercen estos delitos sobre las reservas de las compañías.

Además, los procesos de validación de siniestros se han vuelto más rigurosos, lo que a veces perjudica a los asegurados legítimos. Las demoras en los pagos, las investigaciones extensas y la carga probatoria dificultan la resolución rápida de casos reales.

Lo que se está haciendo (y lo que falta)

Si bien muchas aseguradoras han avanzado en la implementación de tecnologías como inteligencia artificial para detectar patrones sospechosos, y se han fortalecido los convenios con fuerzas de seguridad y fiscalías especializadas, los expertos coinciden en que aún hay un vacío legal y judicial importante.

“Los autores de autorrobos rara vez enfrentan consecuencias penales, y eso genera un incentivo perverso”, comenta Hernán Ruiz, abogado penalista. “Es necesario que el sistema judicial actúe con mayor firmeza ante estos delitos, no solo para sancionar, sino para disuadir”.

Conclusión

El autorobo no es solo una trampa individual para eludir una deuda o sacar ventaja económica. Es una práctica que erosiona la confianza en el sistema, perjudica a los usuarios honestos y encarece el servicio para todos. Combatirlo exige una respuesta coordinada entre aseguradoras, justicia y sociedad. Porque en un país donde la viveza criolla a veces supera a la ley, la transparencia sigue siendo el camino más difícil, pero también el más necesario.



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